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Estilo de Vida

Llega un punto en nuestras vidas, marcado por alguna experiencia concreta, en que al preguntarnos qué es el amor propio descubrimos qué en realidad, no tenemos ni idea lo que significa y que, por ende, es algo de lo que carecemos en nuestra vida.

Quizás ahora mismo te estés afirmando a ti mismo(a): ¡pero yo sí me amo! ¡Tengo amor propio! ¡Me agrada mi personalidad, acepto mi físico, valoro mis cualidades!

De acuerdo, eso está muy bien, pero el amar esas cualidades externas no es amor propio, como quizás habías pensado hasta ahora. Porque si fuese así, ¿entonces cuál es la razón detrás de tus emociones negativas, tu resentimiento hacia aquellos que tienen lo que tú no, tu reticencia a iniciar un nuevo proyecto o tu tendencia a las relaciones “tóxicas”?

Si te has sentido identificado(a) con alguna de estas hipótesis, te invitamos a quedarte y descubrir el verdadero significado de amor propio, si realmente te encuentras en un estado de amor propio, y cómo puedes identificar las causas de que no te encuentres en ese ansiado estado.  

 

¿Qué significa amor propio?

Comencemos definiendo qué es amor propio y qué no lo es. Antes que nada, debes tener en cuenta que el amor propio y la autoestima son dos conceptos relacionados, pero tienen implicaciones distintas.

Comencemos definiendo brevemente qué es la autoestima en comparación:

Mientras que la autoestima es el valor que cada uno percibe de sí mismo, la confianza que tiene sobre lo que es y puede hacer, el amor propio es algo más profundo. Podríamos decir que es un “estado”, logrado a través de un proceso de reflexión y confrontación, que no todas las personas están dispuestas a realizar.

Mientras que es muy sencillo aprender cómo mejorar tu autoestima, o identificar en qué estado se encuentra mediante un test de autoestima, el amor propio requiere de largas horas de introspección. Todas las respuestas están dentro de nosotros.

La idea detrás de cultivar el amor propio es aceptarnos incondicionalmente, con nuestras luces y sombras, sin que haya necesidad de esconder lo que realmente somos. 

No se debe confundir tampoco el amor propio con el ego, el cual proyecta su imagen en el exterior y solo se enfoca en ese aspecto externo. Podríamos, a pesar de amar nuestra personalidad, físico, inteligencia o bienes, sentirnos incompletos, vacíos e infelices.

El amor propio comienza desde dentro, no desde fuera. Debemos, antes que nada, sanar nuestros miedos y heridas, trabajar nuestra personalidad y crecer como seres humanos.

Ahora que ya sabes qué es el amor propio en teoría, es hora de avanzar y descubrir por qué tantos luchamos por averiguar cómo sentir amor propio.

amor propio corazón

Fuente: Pexels.

¿Dónde se origina la falta de amor propio?

A continuación, te revelaremos algo que posiblemente ningún discurso del amor propio te haya mencionado antes.

El origen de la falta de amor propio, son las creencias. Las creencias no son más que verdades que asumes; son el resultado de uno o varios pensamientos que repites una y otra vez, hasta que se manifiestan en tu realidad como evidencia de lo que crees.

Esas “evidencias” fortalecen tu aceptación y confianza en la creencia, hasta que las asumes como una verdad.

En tu realidad subjetiva, el mundo que percibes es resultado de tus creencias, de ahí que ningún ser humano tenga la misma percepción de la realidad. Ahora bien, para cambiar esa realidad, o lo que no te gusta de ella, debes cambiar primero lo que crees.

Pero quizás ahora te preguntes, ¿cómo es que llegué a creer cosas que laceran mi amor propio? Creencias como “la fidelidad no existe”, “no sería un buen emprendedor”, “no soy bueno para confiar en la gente”, “soy demasiado tímido para dar un discurso”.

 

¿Cuál es el origen de las creencias?

Creer que no eres una persona digna, capaz o merecedora de todo lo bueno que puedas imaginar, no es tu culpa. Ten en cuenta que solamente el 5% de nuestra mente es consciente, mientras que el otro 95% es inconsciente. Es decir, esta última es una mente programada, que opera con base en el hábito.

Desde que nacemos hasta los primeros 7 u 8 años de vida, nuestra mente es una esponja que va absorbiendo la información del entorno que nos rodea, y que luego nos programa a través de la observación.

Desde bebés, nuestros padres, figuras paternas y familia son nuestro universo y dependemos totalmente de ellos para sobrevivir. Ellos representan para nosotros confianza, conocimiento, guía, amor y protección.

Nuestros padres son el primer acercamiento que tenemos al mundo, y por ende, son también el primer referente que tenemos de la realidad: de lo que es bueno o malo, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable, bonito o feo, seguro o inseguro, etc.

Y si las figuras paternas son para nosotros todo nuestro universo, es lógico que aceptemos los referentes que nos  brindan como verdades absolutas. Y comenzamos a aferrarnos a esas verdades aprendidas en casa, para seguir sintiendo confianza, amor y protección.

Todo esto parte de nuestra necesidad de pertenecer, pues los seres humanos, por naturaleza, necesitamos experimentar el sentido de pertenencia.

Por ello, cuando sientes que tus creencias te hacen parte de tu círculo familiar, que es donde te fueron programadas, si tu forma de ver la vida y defender esa visión hace que te percibas aceptada(o) y validada(o) por los tuyos, ¿cómo no te ibas a aferrar a lo que aprendiste a creer?

Entonces, no es tu culpa que no sepas del todo qué es el amor propio. Son las creencias las que te limitan, y a la vez, el origen de haber olvidado cómo amarte a ti misma.

¿Cómo identificamos las creencias que originan la falta de amor propio?

El siguiente paso para descubrir qué es amor propio, es identificar las creencias. Existen dos tipos de creencias: las superficiales y las centrales.

Las creencias centrales son en su mayoría inconscientes y reflejan la percepción que tienes de ti mismo, de otras personas y del mundo en general. Son el filtro por el cual percibes cada situación de vida, y que define cómo piensas, sientes y te comportas.

Las creencias centrales son como las raíces de un árbol, mientras que las superficiales son las ramas de las creencias centrales. Afirmaciones como “nadie se compromete conmigo” o “todos triunfan menos yo” son ejemplos de creencias superficiales, formadas a raíz de la repetición de pensamientos negativos similares. Pero si profundizamos, te das cuenta de que la creencia central o raíz debajo de estas ideas, podría ser “no soy suficiente”.

Es importantísimo detectar y romper con las creencias centrales, pues son las que se convierten en la base de nuestra vida, y trabajan desde el plano inconsciente, eliminando toda posibilidad de cambiarlas.

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Fuente: Pexels.

¿Cómo construir tu amor propio?

Existen numerosos ejercicios para contribuir a la construcción de lo que es el amor propio. Algunos ejemplos son la escala Abraham Hicks o la ventana de Johari. Sin embargo, para tratar el problema de raíz, debemos ir a las creencias perjudiciales.

Y, para ello, nuestra profesora Zazil Abraham nos brinda un excelente ejercicio en su curso sobre cómo vivir en amor propio.

Cuando observes que estás molesto(a) o cuando seas consciente de que algo te está molestando, intenta identificar la creencia del siguiente modo:

  1. Toma consciencia de que algo te está detonando y exprésalo en una frase. Por ejemplo: “Odio a X”.
  2. Comienza preguntándote a manera de ejercicio de introspección lo siguiente: “Si lo que pienso es 100% cierto, ¿por qué es tan malo? Y ¿qué significa eso para mí o qué dice eso de mí?”
  3. Repite estas preguntas entre cada respuesta, hasta llegar a la creencia central.

Una vez que descubres la creencia central:

  • Define si esa creencia te suma o te resta.
  • Elige lo que preferirías creer de ahora en más y escríbelo.
  • Reemplaza la evidencia que utilizabas para justificar la creencia limitante, por otra que sume a tu nueva creencia positiva.
  • Busca nueva evidencia que indique que tu nueva creencia es cierta, y concéntrate en todo lo que la sostenga.
  • Emplea afirmaciones que te acerquen poco a poco a la nueva creencia: sé paciente y date tiempo de permitir que la nueva o nuevas creencias cambien tu realidad.

Este sin dudas es el primer paso para saber cómo recuperar el amor propio.

Ahora que ya sabes qué es el amor propio y cómo iniciar tu camino para saber cómo aumentar el amor propio, te invitamos a visitar nuestros cursos online de inteligencia emocional, en donde aprenderás numerosas formas de tener un estilo de vida más saludable desde el punto de vista mental, emocional y físico.