La especialista laboral y periodista, Jennifer Moss, advierte que el estrés crónico en los trabajadores ya no puede ser ignorado por los gerentes.
Con el apoyo de Harvard Business Review, la periodista realizó una encuesta donde participaron 1500 personas de 46 países a fines del 2020. Los resultados no son esperanzadores: el 89% de los trabajadores encuestados afirmaron que su vida laboral estaba empeorando y el 85% señaló que su bienestar había disminuido.
El agotamiento no nos deja
En el año 2019 la Organización Mundial de la Salud decidió incluir al agotamiento en la clasificación de enfermedades. Moss, hace énfasis de la definición que la OMS hace de esta enfermedad: “[El agotamiento es] un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”.
Estos índices de insatisfacción recogidos por la especialista, coinciden en proyección con las cifras anteriores a la pandemia. Es decir, el agotamiento laboral ya estaba presente antes del brote global de la COVID y se agudizó con los efectos de confinamiento producidos por el virus de Wuhan.
Fuente: Ketut Subiyanto
La lucha por mantenerse a flote
Otro indicador importante de la investigación de Moss, es la desconfianza de las personas en el trabajo y en el gobierno. El investigador de la Universidad Deakin, Michael Leiter, habló sobre esto con Moss y respondió:
“No es sorprendente que la gente esté más exhausta, la gente está trabajando duro para mantener a flote su vida laboral y personal. Pero el aumento de la desconfianza es aún más preocupante. Refleja una falta de confianza en el mundo. Mucha gente se siente decepcionada por la mala preparación de su gobierno para la pandemia, así como por las injusticias en el trabajo y el bienestar que la pandemia ha puesto de relieve”.
Ante este problema, la respuesta que han pretendido algunas empresas está mal dirigida. En general, los gerentes o directivos consideran que con membresías para gimnasios o clases de yoga puede ser suficiente para aliviar el agotamiento de los trabajadores. Pero, estas iniciativas recaen en los hombros de los trabajadores, en su tiempo y en sus fuerzas. Moss apunta que “cuando se trata de prevenir el agotamiento específicamente, no serán efectivos”.
Fuente: Marcus Aurelius
No se puede descansar en casa
En estos días, la frase “voy a descansar en casa” no tiene sentido. El home office es más agotador. Según el testimonio de uno de los trabajadores encuestados:
“Todo parece una prisa. Hay más presión para producir y nadie respeta los límites de tiempo. Los correos electrónicos comienzan a las 5:30 a. m. y no terminan hasta las 10 p. m., porque saben que no tienes a dónde ir. Para las personas solteras sin familia, es peor, porque no puedes decir: 'Tengo que ir a cuidar a mis hijos'”.
El ritmo habitual del trabajo, se combinó con los roles domésticos que antes podían ser evitados. Una pareja trabajadora, dejaba al hijo en el nido o la escuela y comía en la calle. Ahora, a la presión sin horario del trabajo, se suma el estar en casa con todos y con eso la responsabilidad de pensar en los objetivos laborales y de familia.
A eso, hay que agregarle que todos están con la misma conexión Wi-Fi, exceso de bulla, cocinar y lavar los servicios.
Fuente: Marcus Aurelius
¿Agotamiento de Zoom?
¿Las reuniones virtuales son agotadoras? Todo demuestra que sí. Incluso, Moss ya empieza a hablar del “agotamiento de Zoom”. Estar frente a una pantalla, puede agotar mucho. Nuestro cerebro se agota más porque no puede descifrar señales no verbales como las expresiones faciales o movimientos del cuerpo. Y un asunto adicional, las respuestas tardías o la mala comunicación, “hace que nos desagrade la gente”, apunta Moss.
La pandemia cambió todo y exige respuestas nuevas. Como señalamos al inicio, los que toman las decisiones ya no deben de ignorar que está pasando algo y todos esperan reacciones.